El asma es una condición médica común que se estima que afecta entre el 8,4 % y el  8,8 % de las personas embarazadas. El asma no controlado durante el embarazo se ha asociado con resultados adversos como parto prematuro, bajo peso al nacer y preeclampsia.

Las exacerbaciones del asma durante el embarazo pueden provocar la consulta en el departamento de urgencias, la hospitalización para el tratamiento de las reagudizaciones y, en raras ocasiones, la muerte.

En pacientes que conocían su asma durante el embarazo, datos recientes revelaron que el 60 % de ellas no tuvo ningún cambio durante la gestación, pero el 40 % tuvo un empeoramiento de sus síntomas; ningún individuo tuvo mejoría en su patología de base.

Este hallazgo difiere de la observación anterior de que un tercio de los pacientes experimentan una mejoría, un tercio no presenta cambios y un tercio empeora los síntomas. Para algunas pacientes, el diagnóstico inicial de asma también se puede realizar durante el embarazo.

En un artículo publicado en JAMA, se expone que el diagnóstico de asma durante el embarazo puede complicarse por afecciones que imitan los síntomas del asma, en particular la disnea del embarazo, que puede distinguirse del asma por la falta de tos, sibilancias y obstrucción del flujo de aire asociadas. Otras condiciones en el diagnóstico diferencial incluyen obstrucción laríngea inducible, ansiedad con ataques de pánico asociados, goteo posnasal y reflujo.

La espirometría se puede utilizar durante el embarazo para confirmar el diagnóstico, al igual que en pacientes no embarazadas; la respuesta broncodilatadora significativa se define como un volumen espiratorio forzado en el primer segundo de la espiración (FEV1) que aumenta en un 12 % y 200 ml o más después del tratamiento con un broncodilatador inhalado de acción corta.

Las pruebas de laboratorio no se utilizan de forma rutinaria para el diagnóstico o la vigilancia del asma, pero pueden usarse para ayudar a guiar el tratamiento cuando se consideran agentes biológicos en el asma grave.

Las radiografías de tórax, aunque se utilizan con frecuencia cuando se diagnostica asma, casi siempre muestran resultados normales. Debido al bajo rendimiento diagnóstico y la radiación asociada, no se recomiendan las radiografías de tórax durante el embarazo a menos que exista preocupación por una causa alternativa de síntomas respiratorios que puedan observarse en las imágenes.

Las provocaciones con metacolina, que pueden utilizarse en pacientes no embarazadas para confirmar el diagnóstico, están contraindicadas durante el embarazo. La fracción de óxido nítrico exhalado (FeNO), un marcador de inflamación eosinofílica de las vías respiratorias, se utiliza de forma rutinaria en pacientes no embarazadas para controlar el asma; los datos respaldan el tratamiento del asma guiado por FeNO en pacientes embarazadas.

La disnea durante el embarazo también puede estar relacionada con una embolia pulmonar. Se ha demostrado que el nivel de dímero D está elevado durante el embarazo, pero no se han validado para excluir el diagnóstico en la población embarazada. Cuando existe una preocupación significativa por una embolia pulmonar, se pueden considerar imágenes como las exploraciones de ventilación-perfusión.

Vea el texto completo en: Asma en el embarazo. Intramed. Artículos – 23 julio 2024 (debe registrarse en el sitio web).

Por Redaccion

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